A últimos de noviembre de 1944, poco antes de que la biblia de la industria editorial, Publishers Weekly, lo promoviera como "libro judío del mes" (10 de Noviembre, 10 de Diciembre) la Columbia University Press publicó discretamente un grueso volumen (712 pp) titulado "Axis Rule in Occupied Europa: Laws of Occupation, Analysis of Government, Proposals for Redress" (1). Escrito por un casi desconocido en EE. UU., un tal Raphael Lemkin, llegó a ser una de las obras más fatídicas del pensamiento político en el siglo XXI.
Lemkin fue identificado algunos meses más tarde como un refugiado judeopolaco, abogado y titular de un título europeo de doctorado. Los auspicios de la publicación de la obra pasaron casi inadvertidos para todos, pero eran de mal aguero: "Axis Rule..." fue directamente patrocinado por la división de publicaciones de derecho internacional del "Carnegie Endowment for International Peace"(2), dirigido por algunos de los más prestigiosos e implacables exponentes de la guerra total contra Alemania, aún antes de este se produjera. Conforme avanzaba 1944, Lemkin fue tomando une posición prominente en la confección de los planes y esquemas de postguerra para la construcción de un mundo en armonía con los intereses de sus prestigiosas fuerzas patrocinadoras.
A pesar de que la crítica le dedicó una inacabable colección de loas sobre sus supuestas virtudes, un vociferante espaldarazo que continuó durante años, Lemkin permanecía como un hombre misterioso para la mayoría y fue algún tiempo despuès, ante los detalles que èl mismo proporcionó, cuando se pudieron conocer los datos más elementales sobre quièn era y de dónde venía. Tras una sucesión de artículos de revistas que se publicaron tras la aparición de su libro, se descubrió que era un recientemente immigrado, pese a lo cual había ascendido rápidamente y se había movido mucho. Fue identificado inicialmente como un antiguo miembro de la Oficina Internacional para la Unificación del Derecho Penal, un organismo dependiente de la antigua Liga de Naciones, pero más tarde salió a la luz material revelador de sus más recientes actividades.
A pesar de haber llegado a los EE. UU. pocos meses antes de que el país entrara formalmente en guerra (diciembre de 1941) ascendió con una rapidez inusitada para un immigrante de quien debía suponerse en principio que no dominaba bien el inglès, a juzgar por su publicación referida. Para el momento en que el libro fue publicado, aproximadamente un año despuès de que le pusiera punto final, había servido ya como "director consultivo" de la Administración Económica Exterior, une agencia de la máquina de guerra desarrollada por Roosevelt, relacionada principalmente con la asignación de nuevos propietarios a los bienes confiscados al enemigo. Tambièn desempeñó trabajos como consultor en la Oficina de Guerra Económica y en el Departamento de Guerra. Junto a estos cargos, figuró tambièn como asesor en "asuntos extranjeros" en el Departamento de Estado. Se le adjudicó un puesto como profesor en la Escuela de Gobierno Militar en Charlottesville, Virgina, ayudando a formar a aquellos que serían los administradores de la Alemania ocupada. Otros prestigiosos cargos los dejamos para más adelante, pero queremos señalar estos porque fueron sus actividades en la època que trabajaba en el libro referido.
No hay manera de saber si las opiniones que se le adjudican son exclusivamente suyas o si, por el contrario, sólo era el portavoz a travès del cual las fuerzas dominantes en el "establishment" anunciaban sus posiciones. Si lo último fuese verdad, su" pedigree" tendría sentido, así como su meteórica ascensión y la amplia difusión de sus publicaciones.
Por la información que fue facilitada tras sus èxitos en las Naciones Unidas, sabemos algo más sobre los antecedentes y orígenes de Raphael Lemkin. Nació en Bezwodene, al este de Polonia, el 24 de junio de l901. Su ciadad natal formaba parte de la Rusia imperial en ese tiempo. Ni Lemkin ni sus infatigables agentes de relaciones públicas dijeron mucho de su juventud, de què hizo en los años tomultuosos en que Rusia participó en la Ia Guerra Mundial, la era de violencia y caos que marcó el colapso de la dinastía de los Romanov y la creación del bolchevismo. Parece que estuvo estudiando algún tiempo, obteniendo doctorados en Derecho, en las Universidades de Lemberg y Heidelberg, (la primera, en su Polonia natal). Si bien Lemkin declaraba que su padre era sólo un granjero, parece que al menos disponía de los medios suficientes para dar a su hijo una cara educación en el extranjero.
Su primer empleo fue de secretario del Tribunal de Apelación de Varsovia, llegando rapidamente a ser fiscal en dicha ciudad en 1925. En 1950, Lemkin aseguraba haber representado a Polonia en conferencias internacionales en varios países occidentales, realizando actividades como delegado polaco en la Liga de Naciones y sirviendo en 1929 como Secretario de la Comisión de Leyes de la República Polaca. Con estos cargos representó a Polonia en la Va Conferencia Internacional para la Unificación del Derecho Criminal, que tuvo lugar en Madrid en 1933. Fue aquí donde supuestamente hizo su primera propuesta solicitando de la Liga la redacción de un documento que condenase las "matanzas en masa". Sin embargo, cuando se examinan los documentos relacionados con sus propuestas al Consejo Legal de la Liga, no se encuentra ese lenguaje. En cambio encontramos un documento proponiendo la proscripción de los "actos de barbarismo y vandalismo", y un estudio del "terrorismo", algo que se aleja completamente de algo tan fuerte como las "matanzas en masa".
En 1935 Lemkin se separó del servicio del Estado polaco y presumiblemente, de toda labor relacionada con la Liga de Naciones volviendo al ejercicio privado de la abogacía en Varsovia. En 1936 publicó en Cracovia un libro de 725 páginas titulado "Prawo karne skarbowe". Este tomo trata casi exclusivamente de las leyes sobre contribuciones internas y evasión de impuestos en su país. En 1939 Lemkin estaba especialmente activo. Sacó, en colaboración con Malcolm McDermott, del Colegio de Abogados de Carolina del Norte y miembro de la Facultad de Derecho de la Duke University, una traducción de 95 páginas al inglès titulada "El Codigo Penal polaco de 1932 y la ley de ofensas a minorías", publicado simultáneamente en EE. UU. e Inglaterra. El tema debía ser de apasionante actualidad como consecuencia del comportamiento de las escarmentadas minorías nacionales de Polonia, que ascendían a une tercera parte de la población de este Estado surgido en 1919 gracias en gran parte al presidente norteamericano Wilson y a su inefable asesor en asuntos polacos, Robert H. Lord, de Harward. La importancia de la relación personal con McDermott la comentaremos más adelante.
Otro trabajo de Lemkin fue un libro de 422 páginas, aparecido en 1939 en Francia y titulado "La Règlementation des Paiements Internationaux", dedicado a un problema de creciente importancia en el desordenado mundo financiero de los años 30: el creciente flujo de emigrantes y refugiados interesados en trasladar su dinero de un país a otro. Este era uno de los temas que más interesaba a Lemkin y sobre el cual volvería más tarde.
Lemkin nunca comentó pública u oficialmente lo que estuvo haciendo durante la crisis diplomática germanopolaca de 1939 y el subsiguiente estado de guerra. Pero una dècada más tarde dijo a un periodista del New York Times que lo entrevistaba que se había unido a la guerrilla clandestina despuès de que las fuerzas armadas polacas dejaran de luchar y de que su país fuera ocupado por germanos y sovièticos, luchando presumiblemente solo contra los alemanes durante seis meses más. Así el correcto jurista internacional se convirtió en violador del primer artículo de los Acuerdos de La Haya de 1899 y 1907 en lo que se refiere a la participación de civiles en la guerra y la posibilidad de que pudieran ser objeto de ejecución sumaria como francotiradores. Salido clandestinamente de Polonia, via Lituania, y refugiado en Succia, Lemkin, en vez de ser internado como beligerante en territorio neutral, reanudó prontamente su vida acadèmica como jurista en Estocolmo. En 1941, sus clases, presumiblemente basadas en su libro publicado en París en 1939, fueron editadas como "Valuta reglering och clearing".
En esta època tuvo lugar la famosa emigración de Lemkin a los EE. UU., hacia la Duke University, donde ya tenía contactos gracias a su colaboración con Mc Dermott. Poco despuès de su llegada fue contratado como profesor de la "Duke Law School". Poco despuès era elegido como orador principal ante la reunión anual de la Asociación Americana de Abogados, que tuvo lugar en Indianapolis del 29 de Septiembre al 3 de Octubre de 1941, donde habló del tema "La estructura legal del control totalitario sobre economías extranjeras". Aún ignorando su confusión entre totalitarismo y autoritarismo, se revelaba la persistencia de su especialidad en su actividad pública. Sin embargo su èxito como creador de nuevas leyes estaba ya próximo.
Por enfonces Lemkin ya trabajaba en su obra magna, que se publicaría con el título de "Dominio del Eje en la Europa Ocupada". Por lo menos tendría que haber empezado por la recopilación de leyes, decretos, proclamas de emergencia, órdenes y demás tipos de normas promulgadas por los alemanes y sus aliados en las áreas de la Europa Ocupada. Tal material no era especialmente difícil de localizar. Publicaciones del continente europeo facilitaban la mayoría de ellas y rutinariamente llegaban a las bibliotecas jurídicas de todo el mundo, por lo que no había nada de especialmente misterioso en el tema. Lo que era original en el proyecto era el esfuerzo de Lemkin para adivinar como sería organizada y administrada la Europa del Eje usando como referencia sólo material legal o casi legal. Nada en su libro es el resultado de su testimonio personal sobre la puesta en vigor o el funcionamiento de aquellas normas, ni cita a nadie que se lo diera. Además, aunque mucho de lo que presentó como "evidencia" eran innovaciones políticas de emergencia, da por hecho que tal política era aplicada al pie de la letra y que permanecía immutable. En ningún momento considera la posibilidad de que mucho de aquello sólo habría durado unas pocas semanas o meses y que podría ser remplazado, revocado, abandonado, drásticamente modificado, incumplido o aceptado como mera formalidad. El compendio del material arriba citado comprende dos tercios del libro, unas 400 páginas. La parte de la obra que ha de atribuirse a Lemkin es difícil de establecer. Reconoce la colaboración de 35 personas, dos de elles como correctoras de estilo, lo que da a suponer que su nombre sirvió como tapadera a un poderoso comitè. Más allá de la colaboración hay que considerar el prólogo del libro, escrito por George A. Finch, director de la sección de Derecho Internacional de la Fundación Carnegie. (2)
No es posible examinar "Axis Rule" dentro de los límites de este artículo, en lo que concierne a sus tests, o sea, al estado de la organización y administración de aquellas áreas de Europa ocupadas por las fuerzas armadas de Alemania y sus aliados entre 1939 y 1944. Si bien la introducción de Lemkin está fechada el 15 de Septiembre de 1943, el contenido del libro se retrotrae a bastante antes. Casi el 70% de sus documentos se refieren sólo a los años 1940-41. Hay una pequeña cantidad de ellos de 1942 y las breves anotaciones de 1943, que son virtualmente inútiles, están confinadas a las notas a pie de página y en su mayor parte referidas a la primera parte del libro, las 264 páginas escritas ostensiblemente por el mismo Lemkin. Por tanto,el libro no nos dice practicamente nada sobre la Europa ocupada por los alemanes despuès de los primeros meses de 1942.
La principal tarea de este artículo no es, pues, un análisis de las tesis principales del libro, sino el concentrarnos en un aspecto singular de este, en realidad sólo una pequeña fracción, pero a efectos de conclusiones mucho más decisivo que el resto de las páginas de todo el volumen. Es en este libro donde el tèrmino "genocidio" se empleó por vez primera. El amenazador presagio de esta nueva figura inspiró una vasta literatura y un alarmante número de maniobras políticas en los últimos treinta años, como si el "genocidio" hubiese sido establecido desde antiguo como crimen internacional.
Un examen preliminar de las 400 páginas de documentación legal reunida al final de "Axis Rule" revela que casi las tres cuartas partes ha sido seleccionado de fuentes de los años 1940-41. La lectura del material confirma que el 80% del total de la colección de documentos está relacionado con el dinero, la propiedad, los tipos de cambio, las condiciones de empleo, las normas de trabajo y compensación, traspaso de la propiedad y muchas otras normas prácticas del tipo más monótono y prosaico, acompañadas de similares estipulaciones concernientes a la ciudadanía y su movilidad en los países ocupados por el Eje.
Sin embargo, desparramadas en este laberinto de verborrea legal, se encuentran unes pocas secciones,que comprenden solo el tres por ciento del total,que llevan el encabezamiento de "Legislación sobre el genocidio". Leyèndolas cuidadosamente encontramos une revelación: la confirmación de que Lemkin participó en la fabricación de una infamia sofisticada, compleja y sutil. No hay nada en la obra relacionado con lo que el tèrmino "genocidio" ha supuesto en los últimos treinta años. Tal vez sería instructivo resumir una breve relación que demostraría al mismo tiempo el escaso fundamento que tiene ese ambicioso "crimen" inventado por Lemkin. Es ridiculamente pequeña la consistencia que proporcionan a su nuevo "crimen" su immensa diligencia y la de sus infatigables ayudantes en la investigación de los documentos legales del Eje (un doctor que inventa une nueva enfermedad es motejado de "matasanos". No hay un tèrmino equivalente para designar a un jurista que inventa un nuevo crimen.) De todos modos el ensayo de Lemkin sobre alquimia legal es muy notable: un denodado esfuerzo para persuadir al mundo de que ciertas legislaciones locales eran al mismo tiempo un atentado contra el Derecho Internacional.
Antes de analizar los confusos intentos de Lemkin para definir lo que el llama "genocidio" es conveniente citar la legislación de países del Eje que seleccionó e identificó como "legislación para el genocidio". La primera norma ("Axis Rule", pags 399-402 ) consiste en la 1a, 2a y 6a órdenes, calificadas como " medidas contra los judíos" dictadas por la Administración Militar alemana de la Francia ocupada (dadas el 27 sept 1940, el 18 oct 1940 y el 7 febre 1942). La primera trata del registro de todos los judíos residentes en dicha zona y prohibe el retorno de los que huyeron.Tambièen ordena la orden que todos los negocios de propiedad de judíos sean designados como tales. La segunda es un desarrollo de la primera y tiene que ver con el registro de empresas judías.La sexta establece un toque de queda para los judíos desde las ocho de la tarde hasta las seis de la mañana así como la prohibición para estos de trasladarse de residencia a partir del 7 de febrero de 1942. Las violaciones de estas órdenes conllevan multas y penas de prisión para los violadores.
La segunda norma referente al "genocidio" ("Axis Rule"; pags 440443) corresponde a una orden del 6 de agosto de 1940 de la jefatura de la Administración civil alemana en Luxemburgo,que estipula que la lengua oficial del país, hasta el punto de que se utilizara en el sistema educativo y en el judicial, es el alemán; todo ello fue detallado en otra orden de 14 sept 1940. En la misma sección "genocida" se encuentra otra orden de 31 ene 1941 requiriendo a los ciudadanos y súbditos de Luxemburgo la adopción de un nombre de pila alemán, al tiempo que recomienda que germanicen su apellido los no alemanes. El punto final de este sección es un decreto de enero de 1941, tambièn referido a Luxemburgo, ordenando el registro de sodas las personas relacionadas con los campos de la pintura, la arquitectura, el diseño y el dibujo, música, literatura y teatro, bajo pena de impedírseles trabajar en sus oficios si se detecta su no inscripción en aquèl.
La tercera norma, muy peculiar, sobre la "Legislación del genocidio" ("Axis Rule", pag. 504) es une orden firmada por el mismo Hitler, junto con el general Keitel y el delegado del primero Lammers~ firmado el 28 jul 1942, que otorga generosas ayndas económicas, con posibiIidad de incrementarse, a mujeres noruegas y holandesas que hayan tenido hijos de soldados alemanes. Tales subsidios, según la terminología de la orden se proponen "eliminar todas las desventajas a las madres y promover el desarrollo de los niños".
La cuarta categoría señalada por Lemkin como legislación "genocida" ("Axis Rule", pags 552555 ), muy similar a la señalada anteriormente, aparece auspiciada por Hans Frank, Gobernador General de la Polonia ocupada, haciendo posible para una persona de origen alemán y residente en Polonia, obtener un certificado que reconoce su origen alemán. Aparece acompañada de otra orden de Frank estableciendo un subsidio infantil para las familias alemanas residentes en el Gobierno General. Para merecer tel subsidio la familia debía tener al menos tres hijos menores.
La quinta sección de la legislación "genocida" ("Axis Rule",pags 625627) consta de tres nuevas leyes dictadas por el Estado de Croacia y firmadas por su Jefe de Estado, el Dr. Pavelic. Una anulaba toda transacción comercial entre judíos, o entre judíos y no judíos, realizada durante los dos meses siguientes a la proclamación de Independencia del estado croata,si su valor total excedía los 100.000 dinares a no ser que previamente la hubiera aprobado el ministerio croata de justicia. La segunda prohibía el uso del alfabeto cirílico en Croacia y la tercera sólo otorgaba la nacionalidad croata a las personas de "origen ario" y que además no hubiesen participado en actividades hostiles al establecimiento del nuevo estado croata.
Más adelante, Lemkin añadió otras secciones sobre la "legislación sobre el genocidio". La primera ("Axis Rule", pag 601) era una orden firmada por el comandante alemán en la Serbia ocupada, fechada el 22 dic 1941, en la que se establecía la pena de muerte para quien fuera soprendido ocultando judíos, pero sin mencionar penas aplicables a los judíos mismos. Practicamente todo en este orden se refiere a las propiedades judías, no a las personas, requiriendo el registro de cada propiedad, así como de los contratos o permutas de bienes judíos por parte de no judíos. La primera parte de la orden parece estar dirigida contra el encubrimiento de los judíos dedicados a la lucha guerrillerra,donde había bastantes.
Y como coletilla final de este curioso conjunto de legislación "genocida", tal y como la designa Lemkin, hay otra norma no relacionada en el apèndice de leyes, sino citada brevemente en el texto ("Axis Rule", pag 249). Es une reseña de Lemkin de que los judíos de Serbia habían sido discriminados por medidas "genocidas", privándoseles de su medio de vida al prohibirles ciertas profesiones. Lemkin cita como referencia; en la página 596 de 105 documentos, une orden firmada por el comandante militar alemán en Serbia, fechada el 21 mayo 1941, que establece que "judíos y gitanos o personas casadas con judíos y con gitanos no podrán ser admitidos para trabajar en cabarets, vodeviles y lugares similares de distracción".
Contemplando este minúsculo conjunto de legislación "ad hoc", común a todos los ocupantes militares bajo iguales circunstancias durante docenas de siglos en el pasado, uno se maravilla de cómo pudo Lemkin dar caracteres tan dramáticos al nuevo "crimen" que iba a anunciar al mundo. Lo que encontró para darle un soporte legal inspira hilaridad, si bien puede ser considerado característico de lo que un picapleitos puede amasar con las más insignificantes migajas de la Historia.
Analicemos ahora sus definiciones del "genocidio". La primera aparece en el prefacio de su libro: "la práctica del exterminio de naciones y de grupos ètnicos llevada a cabo por invasores es llamada genocidio por el autor (Lemkin), un tèrmino derivado de la palabra griega "genos" (tribu, raza) y de la latina "cide"; podemos ver, por analogía, homocidio (Sic), fratricidio..."
Aparte de que ignora que no hay analogie posible entre un crimen específico como el homicidio (Lemkin escribe mal la palabra) o el fratricidio y un gaseoso, vago y supuesto delito como el que ha inventado e intenta promover, debemos maravillarnos de que fuera capaz de extraer, de la pedestre colección de normas que cita, la dramática conclusión del "exterminio" de grupos ètnicos y de "naciones" enteras (Lemkin entiende por "nación" tanto una entidad dentro de un Estado nacional como una comunidad de composición ètnica reconocible).La conclusión es que si estuvo tratando de hechos en vez de poner a prueba una metáfora imaginaria, no presentó absolutamente nada como evidencia para documenter una política de exterminio.
Para aumentar la confusión Lemkin, en la página 78 de "Axis Rule", en un capítulo titulado "Genocidio", introduce otra definición: "por genocidio entendemos la destrucción de una nación o un grupo ètnico", lo que aclara de esta manera: "El genocidio tiene dos fases: una es la destrucción de la identidad nacional del grupo oprimido; la otra, la imposición de la identidad nacional del opresor". Su elaboración final es la siguiente: "Desnacionalización era la palabra usada en el pasado para describir la destrucción de la identidad nacional".
Resulta obvio que estas definiciones son contradictorias. En cuanto a la primera, "exterminio", segón la definición del diccionario significa "destruir completamente" (Webster's Collegiate Dictionary, 58 edición, 1948, pag 354) lo que no parece aplicarse a nuestro caso. Pero la segunda definición de Lemkin, 80 páginas más adelante, se refiere a un proceso por el cual una cosa se transforma en otra distinta en el que un grupo deja su identidad nacional y toma la de sus opresores. Aquello de lo que Lemkin habla en su segunda definición no es destrucción en sentido físico, sino imposición sobre un grupo de une identidad cultural totalmente distinta; en otras palabras: asimilación. Hay, obviamente, una vasta distancia hasta el exterminio (actualmente tendría a su disposición une palabra aún más enèrgica, extirpación, que no sólo significa la destrucción total y completa, sino el desarraigar algo, intencionadamente, de manera violenta. En cuanto que Lemkin pone como primera condición para que algo sea "genocida" el que consista en una acción destructiva, planeada de forma deliberada e intencional con respecto a un grupo "nacional, ètnico o religioso", la extirpación habría sido su palabra). Y Lemkin añade otra contradicción a su colección: despuès de sus esfuerzos para crear la impresión de que el "genociodio" es un nuevo crimen, lo echa a perder con la franca admisión de que consiste en la antigua práctica de la "desnacionalización", pero revestida ahora de un aspecto aterrador.
Si bien Lemkin se extendió sobre su segunda definición de "genocidio" como sistema social donde se aplicaban determinadas normas a grupos enteros, esa evidente en al menos tres apartados de su libro que el concepto exacto de "genocidio",tal y como lo estableció en 1943, tenía escasa consistencia y no formaba parte de su plan original cuando comenzó "Axis Rule".
Solo una vez en su libro admite que por "grupos" entiende sólo grupos "minoritarios".Su obra no incluye une sola palabra sobre la protección de una mayoría, ya que, como consecuencia del mètodo que utiliza para tratar el tema filosófica y psicológicamente, es incapaz de concebir une situación en que un grupo mayoritario pueda estar en grave peligro de desaparición.
En cuanto que sólo dedica el 3% de su obra al tema del "genocidio", es obvio que trata de un tema muy poco tenido en cuenta en su proyocto original y que sólo aborda incidentalmente. En segundo lugar, su capítulo referente a la posición legal de los judíos en Europa sólo ocupa tres páginas, el 80% de las cuales se dedica a consideraciones sobre la propiedad. Y en tercer tèrmino, cuando llegamos al apartado de su libro titulado "Proposiciones para la reparación" casi todo se refiere a sus planes para la creación despuès de la guerra de los "tribunales de reparación" que se dedicarían casi enteramente a la labor de restaurar el "statu quo ante bellum". Sus recomendaciones en este nivel no se asocian con responsabilidades de "criminales de guerra", ni proposiciones de procesos legales sin precedentes para ejecutar o condenar a larges penas de cárcel, a pesar de que cite a alguna persona de manera ofensiva.
A la vista de su decisión de incluir, en lo que es casi totalmente un aburrido tratado referido a la multitud de cambios económicos ocurridos en la Europa ocupada por el Eje, su sensacional creación del "genocidio", uno se maravilla de por què le dedicó tan poco espacio en un libro tan extenso.Viendo que la idea fue lanzada tan modestamente y que ocupa tan poco espacio, uno puede concluir que se trata de una reflexion tardía sobre el tema de la administración de la Europa ocupada por el Eje. Ya que el tema está desarrollado tan superficialmente y que no inclaye nada sobre la segunda mitad de la guerra, uno se asombra de que el libro se haya promocionado tanto.
Es evidente que la idea necesitaba "trabajarse" mucho más. Por consiguiente, la expansión de esta empresa totalmente imaginaria estuvo apoyada de manera mucho más significativa en une serie de artículos que Lemkin escribió entre 1945 y 1948 en publicaciones que van desde el American Journal of International Law al American Scholar, pasando por el United Nations Bulletin, el Nation, el Christian Science Monitor y cartas al editor en el New York Times. Durante estos tres años los grandes periódicos liberales del mundo hicieron famoso este tèrmino.
El aspecto más curioso de sus esfuerzos originales en la fabricación del "genocidio" radica en las pocas líneas dedicadas al tema de las supuestas matanzas en masa de judíos europeos. Su extensa sección legal no incluye la más mínima referencia a cualquier clase de ley, decreto, orden o proclama que ordenara la muerte de nadie bajo ningun concepto, a menos que fuese a consecuencias de une acusación y condena por violación de una norma claramente tipificada. Por consiguiente, ¿en què se basaba para justificar la introducción de su alegato? Aquí tropezamos con un obstáculo. Si su libro no contiene una sola palabra referente a algo que viera personalmente,la acusación de exterminio en masa está aún más lejos de toda evidencia. Y si la idea del "genocidio" era una reflexión tardía dentro del contexto de su obra, entonces la acusación de "exterminio en masa" es tambièn otra reflexión tardíia dentro de la imaginaria confección del genocidio. El tema es discutido brevemente en el texto, siendo la referencia la propaganda del "White and Black Books", publicados en 1942 bajo los auspicios del Gobierno polaco exiliado en Londres. Es traído a colación otra vez,en nota a pie de página, donde las referencias son la famosa declaración de las Naciones Unidas en navidad de 1942, publicada escuetamente a primeros de 1943, y dos pequeños libros publicados tambièn en 1943, por el "Institute for Jewish Affairs", del "American Jewish Congress". Es significativo que estos dos libros fueran publicados bajo la ègida de un tal Zorach Warhaftig, otro abogado judío de Varsovia, tambièn acèrrimo sionista, que desapareció de Polonia en 1939 para aparecer en Nueva York en 1943, como director gerente del "Institute for Jewish Affairs",puesto que conservó hasta 1947. Tan febrilmente activo en el esfuerzo, a partir de mayo de 1945, de enviar a Palestina tantos judíos europeos como fuera posible, que èl mismo los siguió. Warhaftig llegó a ser firmante de la Declaración de Independencia del Estado de Israel en 1948, así como miembro del consejo ejecutivo del Congreso Mundial Judío y Ministro de Asuntos Religiosos entre 1951 y 1965 en varios gobiernos israelíes. Los dos libros publicados bajo la dirección de Warhaftig, "Hitler~s Ten Year War on the Jews" y "Starvation over Europe, Made in Germany", fueron escritos por Boris Shub, cuyo padre, David, escribió una famosa biografía de Lemkin, así como para el socialdemócrata New Leader, a la vez que fue el jefe editorial del neoyorquino Jewish Daily Forward.
Con todo lo antedicho hay que pensar cómo fue posible que Raphael Lemkin adquiriera la reputación de ser el primero en sospechar que la Alemania NS y sus aliados estaban masacrando varios millones de judíos, lo que ha sido considerado como un hecho en cantidad de textos. Es evidente que estaba lejos de ser el primero en efectuar esa acusación. A este respecto, incluso desconocía la acusación hecha por el Jewish Chronicle de Londres, el 11 de diciembre de 1942, de que dos millones de judíos habían sido asesinados en Europa. Y esta información, a su vez, era muy posterior a otras dadas a conocer antes de esa fecha.
Es posible que Lemkin comprendiera, despuès de comprobar que estaba resultando de su diligente pero insustancial construcción legal un relato pálido y sin alicientes, que necesitaba de algún toque dramático. De ahí la aportación de alegaciones sobre sensacionales crímenes de guerra a pesar de su brevedad y oscuro emplazamiento en la obra. Sin embargo parece que hubo limitaciones a sus recursos imaginativos y poèticos. No empleó ninguna palabra parecida a "holocausto" tanto en "Axis Rule" como en sus prolíficos seriales posteriores,a peser de su atracción por las palabras de raíz griega. En cuanto que los diccionarios definen "holocausto" como "destrucción de vida por el fuego" y que lo estaban padeciendo alemanes y japoneses como resultado del bombardeo estratègico aliado, se habria considerado como poco adecuado el empleo de esa palabra en apoyo de la propaganda sionista de entonces respecto al presunto aniquilamiento de judíos.
Tal vez este ambiciosa pero esencialmente fragil e insustancial incursión en la propaganda sensacionalista sobre las enormes pèrdidas sufridas por los judíos europeos es un epílogo a toda su labor en pro de la consideración del "genocidio" como un crimen internacional, y la creación de un acuerdo global para considerar su supresión y castigo como une parte más del derecho internacional.
La propaganda vigorosa e incesante durante dos años de Lemkin, el increíble esfuerzo en tiempo y energías derrochados en un Comitè de las Naciones Unidas para difundir la definición de "genocidio" y su adopción eventual por la Asamblea General el 9 de diciembre de 1948, constituyen une historia larga y complicada.Tan larga y exhaustiva como la del empeño continuo para conseguir su ratificación por suficientes estados miembros de las Naciones Unidas, de manera que se convirtiera la Convención sobre el Genocidio en derecho internacional vigente. Esto se consiguió en enero de 1951, cuando alrededor de 20 estados, representando aproximadamente al 3% de la población mundial, lo hicieron posible. Esta cuota de países se consiguió en octubre de 1950 y la Convención entró automáticamente en vigor 90 días más tarde.
La siguiente escena del drama fue el increíble esfuerzo realizado para asegurar la ratificación de la Convención por el Senado de los Estados Unidos, intento en el que Lemkin sufrió su primera pero desastrosa derrota. Su campaña nunca se recobró de este rechazo. Si bien el número de Estados de todo el mundo que han ratificado hoy la Convención se aproxima a los 80, los EE.UU. todavía se encuentran entre los no ratificadores, y las posibilidades de que lo haga disminuyen conforme pasa el tiempo.
Aún así, el mundo se está dejando encadenar a une doctrina de derecho internacional en realidad un insípido recuerdo de la Segunda Guerra Mundial bajo la forma de un burdo neologismo que evidencia que, con gran dedicación y una correcta publicidad, se puede fabricar cualquier cosa prácticamente de la nada.
1) ''Dominio del Eje sobre la Europa Ocupada: leyes de ocupación, análisis de gobierno, propuestas de reparación".
Tomás Feo
miércoles, 19 de noviembre de 2014
lunes, 25 de noviembre de 2013
Es
increible la cantidad de gente que me encuentro que no sabe que
es Linux.
Algunos solo saben que “es algo que va en cuenta de windows”. Y a
veces hasta me encuentro con gente que ni sabe lo que es windows
Para
educar un poquito a esa gente, escribo este articulo. Estas son
algunos usos
que le puedes dar a Linux.
PC domestica
Si
algun amigo informatico te instalo Linux en la pc debes saber que es
porque te estima, te quiere. Linux es una base para todos los
programas que sueles usar en Windows. Haz de cuenta que es un
programa grande que sirve para correr otros programas como el
navegador Chrome o el reproductor de video VLC.
No
se requiere ningun conocimiento especial para usar linux como
una pc domestica. Si es verdad que tiene una interfaz, un diseño
distinto, pero en menos de una semana estaras acostumbrado a
encontrar los programas que usas regularmente
Aprender
Sea
cual sea el uso practico que le des a una pc con Linux instalado,
aprenderas. No es que vayas a volverte un genio de la computacion,
tampoco es que necesites conocimientos tecnicos ni hables con todos
los terminos de los informaticos. Pero dependiendo del nivel de uso
que le des, aprenderas mas o menos cosas. Desde los conceptos mas
basicos como: existen varios navegadores, diferencia entre sistema
operativo y programas, particiones; a cosas un poquito mas complejas
que aprenderas con solo usar Linux y avanzar a traves de los
problemas o necesidades que te vayan surgiendo, por ejemplo: lo que
es un paquete, un repositorio, configurar programas, etc.
Reciclar una pc vieja
Linux
tiene la genial caracteristica de que puede funcionar con muy
poco hardware.
No necesitas un monton de memoria, disco y otras cosas para hacer
funcionar la pc. Existen ‘versiones’ de Linux que funcionan con
32 Mb de RAM. O sea que una pc con 128 o 256 Mb de RAM podria
servirte perfectamente si lo que vas a hacer en tu pc son solo tareas
simples como: navegar por interner, escribir documentos de texto,
escuchar musica, ver videos, etc.
Aqui
va una idea: incluso
si tu no quieres reciclar tu pc vieja porque tienes el dinero
suficiente para cambiar cuando lo necesites, aun asi recicla esa pc,
instala Linux y usala para aprender, o regalala a una escuela, un
centro medico o a una persona que no tenga para comprarse una pc. No
tires tu vieja pc!
Centro multimedia
Un
centro multimedia es basicamente una pc conectada a un televisor y/o
parlantes para armar un paquete que te permita usarla para ver
videos, television, escuchar musica y cosas asi de la manera mas
inteligente posible. En vez de tener dvds tirados por ahi, puedes
simplemente tener tus peliculas en el disco de la pc y reproducirlas
de ahi. Incluso se puede aprovechar el uso anterior, el de reciclar
una pc vieja, para armar un centro multimedia. Hay ‘versiones’ de
este sistema operativo que ya vienen preparadas para hacer super
facil usarlas de esa forma. Y si no tienes una pc vieja para
aprovechar puedes buscar computadoras
y accesorios acá.
Idea:
busca tambien un control remoto para pc, son baratos y te haran la
vida aun mas comoda. Casi que podras precindir de teclado y/o mouse
Armar redes
Otra
vez, aprovechando la caracteristica de funcionar
sobre casi cualquier pc puedes
armar redes con multiples propositos: aprender a armar redes, jugar
en red con amigos, armar pequeños servidores de prueba si eres
programador o estas interesado en la seguridad informatica, etc. Por
que seria esto mas facil en linux? No lo es, pero por 50 dolares te
compras una pc usada y puedes tirarte unas buenas partidas de juegos
con tus amigos.
Son
esos todos los usos que se le pueden dar a Linux? Pues no, estos son
los que se me ocurrieron para un principiante, alguien que no sabe
nada de pcs o no sabe nada de Linux o esta recien aprendiendo sobre
las posibilidades de este sistema operativo. La realidad es que una
vez que entren en este mundo entenderan que gracias a Linux se mueve
el mundo, pero eso ya lo dejaremos para otro articulo
sábado, 3 de agosto de 2013
Unos cuantos años después que yo naciera, mi padre conoció a un extraño,
recién llegado a nuestra pequeña población.
Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida lo invitó a que viviera con nuestra familia.
El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros.
Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida lo invitó a que viviera con nuestra familia.
El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros.
Mientras yo crecía, nunca pregunté su
lugar en mi familia; en mi mente joven ya tenía un lugar muy especial.
Mis padres eran instructores complementarios:
Mi mamá me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi papá me enseñó a obedecer.
Pero el extraño era nuestro narrador.
Nos mantenía hechizados por horas con aventuras, misterios y comedias.
El siempre tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos saber de política, historia o ciencia.
¡Conocía todo lo del pasado, del presente y hasta podía predecir el futuro!
Llevó a mi familia al primer partido de fútbol.
Me hacia reír, y me hacía llorar.
El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba.
A veces, mi mamá se levantaba temprano y callada, mientras que el resto de nosotros estábamos pendientes para escuchar lo que tenía que decir,
pero ella se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad.
(Ahora me pregunto si ella habrá rogado alguna vez, para que el extraño se fuera.)
Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas.
Las blasfemias, las malas palabras, por ejemplo, no se permitían en nuestra casa Ni por parte de nosotros, ni de nuestros amigos o de cualquiera que nos visitase.
Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba sin problemas usar su lenguaje inapropiado que a veces quemaba mis oídos y que hacia que papá se retorciera y mi madre se ruborizara.
Mi papá nunca nos dio permiso para tomar alcohol.
Pero el extraño nos animó a intentarlo y a hacerlo regularmente.
Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, y que los cigarros y las pipas se vieran distinguidas.
Hablaba libremente (quizás demasiado) sobre sexo.
Sus comentarios eran a veces evidentes, otras sugestivos, y generalmente vergonzosos.
Ahora sé que mis conceptos sobre relaciones fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia por el extraño.
Repetidas veces lo criticaron, mas nunca hizo caso a los valores de mis padres, aun así, permaneció en nuestro hogar.
Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con nuestra familia.
Desde entonces ha cambiado mucho; ya no es tan fascinante como era al principio.
No obstante, si hoy usted pudiera entrar en la guarida de mis padres,
todavía lo encontraría sentado en su esquina, esperando por si alguien quiere escuchar sus charlas o dedicar su tiempo libre a hacerle compañía...
Mis padres eran instructores complementarios:
Mi mamá me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi papá me enseñó a obedecer.
Pero el extraño era nuestro narrador.
Nos mantenía hechizados por horas con aventuras, misterios y comedias.
El siempre tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos saber de política, historia o ciencia.
¡Conocía todo lo del pasado, del presente y hasta podía predecir el futuro!
Llevó a mi familia al primer partido de fútbol.
Me hacia reír, y me hacía llorar.
El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba.
A veces, mi mamá se levantaba temprano y callada, mientras que el resto de nosotros estábamos pendientes para escuchar lo que tenía que decir,
pero ella se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad.
(Ahora me pregunto si ella habrá rogado alguna vez, para que el extraño se fuera.)
Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas.
Las blasfemias, las malas palabras, por ejemplo, no se permitían en nuestra casa Ni por parte de nosotros, ni de nuestros amigos o de cualquiera que nos visitase.
Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba sin problemas usar su lenguaje inapropiado que a veces quemaba mis oídos y que hacia que papá se retorciera y mi madre se ruborizara.
Mi papá nunca nos dio permiso para tomar alcohol.
Pero el extraño nos animó a intentarlo y a hacerlo regularmente.
Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, y que los cigarros y las pipas se vieran distinguidas.
Hablaba libremente (quizás demasiado) sobre sexo.
Sus comentarios eran a veces evidentes, otras sugestivos, y generalmente vergonzosos.
Ahora sé que mis conceptos sobre relaciones fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia por el extraño.
Repetidas veces lo criticaron, mas nunca hizo caso a los valores de mis padres, aun así, permaneció en nuestro hogar.
Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con nuestra familia.
Desde entonces ha cambiado mucho; ya no es tan fascinante como era al principio.
No obstante, si hoy usted pudiera entrar en la guarida de mis padres,
todavía lo encontraría sentado en su esquina, esperando por si alguien quiere escuchar sus charlas o dedicar su tiempo libre a hacerle compañía...
¿Su nombre?
Nosotros lo llamamos Televisor...
Nota:
Nosotros lo llamamos Televisor...
Nota:
¡Ahora tiene una esposa que se llama
Computadora
y un hijo que se llama
y un hijo que se llama
Celular!
domingo, 26 de mayo de 2013
LA DOBLE PERSONALIDAD.-
Los cambios que ocasiona el alcohol en una persona son difíciles de entender y aun mas difíciles de enfrentar. La tristeza y la culpa oculta del alcohólico pueden manifestarse en torrentes de mal genio y acusaciones ante los cuales la persona agredida reacciona en forma impulsiva, sintiendo herida.
Muchas veces el desconocimiento de esta doble personalidad obliga a defenderse al familiar o amigo pues no esta preparado/a para darse cuenta que SU FURIA ES REALMENTE CONTRA EL/ELLA MISMA y que al descargarla sobre la persona mas cercana logra: 1º la reacción deseada y 2º alivia sus sentimientos de culpa.
El enfermo necesita desesperadamente herir, insultar, denigrar, celar infundadamente etc. para alentar su propio ego. Cuando usa estas armas NO ES PORQUE ODIA A QUIEN ESTA CERCA DE EL/ELLA, NO, ES PORQUE SE ODIA A SI MISMO/A Y NECESITA ASEGURARSE QUE EL O ELLA NO ES TAN MALO. Este comportamiento le hace mas fácil tolerarse a si mismo/a.
Cuando alcance a reconocer la doble personalidad del enfermo EN FORMA TOTAL sabrá como cambiar su propia actitud y su línea de conducta.
Recuerde siempre: LA PERSONA QUE USTED AMA ES LA QUE NO HA CONSUMIDO. El enfermo que esta intoxicado es un desconocido para usted y usted para el también
En momentos difíciles tenga presente: USTED NO CAUSO ESTA ENFERMEDAD, USTED NO LA PUEDE CONTROLAR Y USTED NO LA PUEDE CURAR.
LAS EXCUSAS.-
Quisiera recordarle que en la doble personalidad de su enfermo están en forma permanente sus famosas excusas:
Debo a todo el mundo (claro que si, porque no existe ningún caso donde una persona pague sus deudas consumiendo alcohol, verdad?)
Es la única manera en que puedo estar tranquilo. No importa cuanto tiempo este sobrio, una copa es suficiente para iniciar el “cielo” y el alcohólico llega a la “tranquilidad” tirado en la calle, en las puertas y en los desagües, pero no se preocupe…estará “tranquilo”.
Estoy bien mientras no tomo más que cerveza. La dificultad es que corroe los puntos débiles, hasta que el alcohólico empieza a tomar algo más fuerte. La cerveza lo puede iniciar en el camino de la muerte.
Nadie me entiende.-El enfermo lo que necesita es tratamiento pero no se aflija, casi todos los enfermos terminan hablándose a si mismos.
Son mis nervios.- Ojala comprendiera su enfermo que no hay nervios tan castigados como los de el o ella y que lo que realmente necesita es un buen medico.
Es mi suegra.-Esta es la excusa de los alcohólicos desde hace 2,000 mil años. Ojala pudieran recordar que es la madre de alguien que ellos mismos eligieron.
Es hereditario.-Que fácil es echarle la culpa al bisabuelo que no puede discutirle y aceptaran que el Alcoholismo NO es hereditario, que no puede transmitirse a otro, excepto con el mal ejemplo.
Mi trabajo me deprime.- ¿Cómo entender esto? Si cuando el enfermo empieza a consumir cambia de patrón. Su jefe es el Alcohol.
Si quiero tener éxito, tengo que llevar una vida social intensa.-Seguro que la gente hablara del pobre borracho durante meses porque un alcohólico tiene gran éxito…..y es un candidato seguro para la empresa funeraria.
Soy un hombre muy enfermo.-Si es verdad, es un hombre enfermo y de seguro ningún microbio podría vivir en su cuerpo con tanto alcohol.
Me ayuda a pensar.-El alcohol es un estimulante SI, pero como toda droga tiene una acción depresiva, inhibe la acción y lamentablemente solo el enfermo piensa que piensa bien.
Puedo tomar o no. Usted cree que su enfermo se ha preguntado porque ¿SIEMPRE ELIGE BEBER? Un alcohólico honesto debe reconocer que NO PUEDE DEJAR DE BEBER.
No olvide que usted esta comprometido/a emocionalmente y que SOLO UN CAMBIO DE ACTITUD Y LA MANERA DE ENFRENTAR EL PROBLEMA, PUEDE AYUDARLE EN SU RECUPERACIÓN.
domingo, 13 de enero de 2013
Pablo Neruda (1904–1973)
Crepusculario (1919) ESTA IGLESIA NO TIENE... Esta iglesia no tiene lampadarios votivos, no tiene candelabros ni ceras amarillas no necesita el alma de vitriales ojivos para besar las hostias y rezar de rodillas. El sermón sin inciensos es como una semilla de carne y luz que cae temblando al surco vivo; el Padre-Nuestro, rezo de la vida sencilla, tiene un sabor de pan frutal y primitivo... Tiene un sabor de pan. Oloroso pan prieto que allá en la infancia blanca entregó su secreto a toda alma fragante que lo quiso escuchar... Y el Padre Nuestro en medio de la noche se pierde, corre desnudo sobre las heredades verdes y todo estremecido se sumerge en el mar... PANTHEOS Oh pedazo, pedazo de miseria, ¿en qué vida tienes tus manos albas y tu cabeza triste? ... Y tanto andar, y tanto llorar las cosas idas sin saber qué dolores fueron los que tuviste. Sin saber qué pan blanco te nutrió, ni qué duna te envolvió con su arena, te fundió en su calor, sin saber si eres carne, si eres sol, si eres luna, sin saber si sufriste nuestro mismo dolor. Si estás en este árbol o si lloras conmigo ¿qué es lo que quieres, pedazo de miseria y amigo de la cansada carne que no quiere perderte? Si quieres no nos diga de qué racimo somos, no nos digas el cuándo, no nos diga el cómo, pero dinos adónde nos llevará la muerte... VIEJO CIEGO, LLORABAS... Viejo ciego, llorabas cuando tu vida era buena, cuando tenías en tus ojos el sol: pero si ya el silencio llegó, ¿qué es lo que esperas, qué es lo que esperas, ciego, qué esperas del dolor? En tu rincón semejas un niño que naciera sin pies para la tierra, sin ojos para el mar, y como las bestias entre la noche ciega sin día y sin crepúsculo- se cansan de esperar. Porque si tú conoces el camino que lleva en dos o tres minutos hacia la vida nueva, viejo ciego ¿qué esperas, qué puedes esperar? Y si por la amargura más bruta del destino, animal viejo y ciego, no sabes el camino, ya que tengo dos ojos te lo puedo enseñar. EL NUEVO SONETO A HELENA Cuando estés vieja, niña (Ronsard ya te lo dijo), te acordarás de aquellos versos que yo decía. Tendrás los senos tristes de amamantar tus hijos, los últimos retoños de tu vida vacía... Yo estaré tan lejano que tus manos de cera ararán el recuerdo de mis ruinas desnudas. Comprenderás que puede nevar en Primavera y que en la Primavera las nieves son más crudas. Yo estaré tan lejano que el amor y la pena que antes vacié en tu vida como un ánfora plena esterán condenados a morir en mis manos... Y será tarde porque se fue mi adolescencia, tarde porque las flores una vez dan esencia y porque aunque me llames yo estaré tan lejano... SENSACIÓN DE OLOR FRAGANCIA de lilas... Claros atardeceres de mi lejana infancia que fluyó como el cauce de unas aguas tranquilas. Y después un pañuelo temblando en la distancia. Bajo el cielo de seda la estrella que titila. Nada más. Pies cansados en las largas errancias y un dolor, un dolor que remuerde y se afila. ...Y a lo lejos campanas, canciones, penas, ansias, vírgenes que tenían tan dulces las pupilas. Fragancia de lilas... IVRESSE Hoy que danza en mi cuerpo la pasión de Paolo y ebrio de un sueño alegre mi corazón se agita: hoy que sé la alegría de ser libre y ser solo como el pistilo de una margarita infinita; oh mujer —carne y sueño—, ven a encantarme un poco, ven a vaciar tus copas de sol en mi camino. Que en mi barco amarillo tiemblen tus senos locos y ebrios de juventud, que es el más bello vino. Es bello porque nosotros lo bebemos en estos temblorosos vasos de nuestro ser que nos niegan el goce para que lo gocemos. Bebamos. Nunca dejemos de beber. Nunca, mujer, rayo de luz, pulpa blanca de poma, suavices la pisada que no te hará sufrir. Sembremos la llanura antes de arar la loma. Vivir será primero, después será morir. Y después que en la ruta se apaguen nuestras huellas y en el azul paremos nuestras blancas escalas —flechas de oro que atajan en vano las estrellas—, oh Francesca, hacia dónde te llevarán mis alas! MORENA, LA BESADORA Cabellera rubia, suelta, corriendo como un estero, cabellera. Uñas duras y doradas, flores curvas y sensuales, uñas duras y dorada. Comba del vientre, escondida, y abierta como un fruta o una herida. Dulce rodilla desnuda apretada en mis rodillas, dulce rodilla desnuda. Enredadera de pelo entre la oferta redonda de los senos. Huella que dura en el lecho, huella dormida en el alma, palabras locas. Perdidas palabras locas: rematarán mis canciones, se morirán nuestras bocas. Morena, la Besadora, rosal de todas las rosas en una hora. Besadora dulce y rubia, me iré, te irás, Besadora. Pero aún tengo la aurora enredada en casa sien. Bésame, por eso, ahora, bésame, Besadora, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ORACIÓN Carne doliente y machacada, raudal de llanto sobre cada noche de jergón malsano; en esta hora yo quisiera ver encantarse mis quimeras a flor de labio, pecho y mano, para que desciendan ellas —las puras y únicas estrellas de los jardines de mi amor— en caravanas impolutas sobre 1.1s almas de las putas de estas ciudades del dolor. Mal del amor, sensual laceria; campana negra de miseria; rosas del lecho de arrabal, abierto al mal como un camino por donde va el placer y el vino desde la gloria al hospital. En esta hora en que las lilas sacuden sus hojas tranquilas para botar el polvo impuro vuela mi espiritu intocado, traspasa el huerto y el vallado, abre la puerta, salta el muro; y va enredando en su camino el mal dolor, el agrio sino y desnudando la raigambre de las mujeres que lucharon y que cayeron y pecaron v murieron bajo los látigos del hambre. No sólo es seda lo que escribo, que el verso hito sea vivo como recuerdo en tierra ajena para alumbrar la mala suerte de los que van hacia la muerte coligo la sangre por las venas. De los que van desde la vida rotas las manos doloridas en todas las zarzas ajenas; de los que en estas lloras quietas no tienen madres ni poetas para la pena. Porque la frente en esta hora se dobla y la mirada llora saltando dolores y muros en esta hora en que las lilas sacuden sus hojas tranquilas para botar cl polvo impuro. EL ESTRIBILLO DEL TURCO Flor el pantano vertiente la roca; tu alma embellece lo que toca. La carne pasa, tu vida queda toda en mi verso de sangre o de seda. Hay que ser dulce sobre todas las cosas; más que un chacal vale una mariposa. Eres gusano que labra y opera; para ti crecen las verdes moreras. Para que tejas tu seda celeste la ciudad parece tranquila y agreste. Gusano que labras, de pronto eres viejo; ¡el dolor del mundo crispa tus artejos! A la muerte tu alma desnuda se asoma, ¡y le brotan alas de águila y paloma! Y guarda la tierra tus vírgenes actas, hermano gusano, tus sedas intactas. ¡Vive en el alba y el crepúsculo, adora el tigre y el corpúsculo, comprende 1a polea y el músculo! Que se te vaya la vida, hermano, no en lo divino sino en lo humano, no en las estrellas Sino en tus manos. Que llegará 1a noche y luego serás de tierra, de viento o de fuego. Por eso deja que todas tus puertas se cimbren, a todos los vientos abiertas. Y de tu huerta al viajero convida, ¡dale al viajero la flor de tu vida! Y no seas duro, ni parco, ni terco, ¡sé una frutaleda sin garfios ni cercos! Dulce hay que ser y darse a todos, para vivir no hay otro modo de ser dulces. Darse a las gentes como a la tierra las vertientes. Y no temer. Y no pensar. Dar para volver a dar. Que quien se da no se termina porque hay en él pulpa divina. ¡Como se dan sin terminarse, hermano mío, al mar las aguas de los ríos! Que mi canto en tu vida dore lo que deseas. Tu buena voluntad torne en luz lo que miras. Que tu vida así seas. -¡Mentira, mentira, mentira! EL CASTILLO MALDITO Mientras camino la acera va golpeándome los pies, el fulgor de las estrellas me va rompiendo los ojos. Se me cae un pensamiento como se cae una mies del carro que tambaleando raya los pardos rastrojos. Oh pensamientos perdidos que nunca nadie recoge, si la palabra se dice, la sensación queda adentro; espiga sin madurar, Satanás le encuntre troje ¡que yo con los ojos rotos no le busco ni le encuentro! Que yo con los ojos rotos sigo una ruta sin fin... ¿Por qué de los pensamientos, por qué de la vida en vano? Como se muere la música si se deshace el violin, no moveré mi canción cuando no mueva mis manos. Alto de mi corazón en la explanada desierta donde estoy crucificado como el dolor en un verso. ... Mi vida es un gran castillo sin ventanas y sin puertas y para que tú no llegues por esta senda, la tuerzo.
sábado, 12 de enero de 2013
Mario Benedetti (Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó, Uruguay, 14 de septiembre del 1920)
Sábado de Gloria (Montevideanos, 1959)
Desde antes de despertarme, oí caer la lluvia. Primero pensé que serían las seis y cuarto de la mañana y debía ir a la oficina pero había dejado en casa de mi madre los zapatos de goma y tendría que meter papel de diario en los otros zapatos, los comunes, porque me pone fuera de mi sentir como la humedad me va enfriando los pies y los tobillos. Después creí que era domingo y me podía quedar un rato bajo las frazadas. Eso —la certeza del feriado— me proporciona siempre un placer infantil. Saber que puedo disponer del tiempo como si fuera libre, como si no tuviera que correr dos cuadras, cuatro de cada seis mañanas, para ganarle al reloj en que debo registrar mi llegada. Saber que puedo ponerme grave y pensar en temas importantes como la vida, la muerte, el fútbol y la guerra. Durante la semana no tengo tiempo. Cuando llego a la oficina me esperan cincuenta o sesenta asuntos a los que debo convertir en asientos contables, estamparles el sello de contabilizado en fecha y poner mis iniciales con tinta verde. A las doce tengo liquidados aproximadamente la mitad y corro cuatro cuadras para poder introducirme en la plataforma del ómnibus. Si no corro esas cuadras vengo colgado y me da nausea pasar tan cerca de los tranvías. En realidad no es nausea sino miedo, un miedo horroroso. Eso no significa que piense en la muerte sino que me da asco imaginarme con la cabeza rota o despanzurrado en medio de doscientos preocupados curiosos que se empinaran para verme y contarlo todo, al día siguiente, mientras saborean el postre en el almuerzo familiar. Un almuerzo familiar semejante al que liquido en veinticinco minutos, completamente solo, porque Gloria se va media hora antes a la tienda y me deja todo listo en cuatro viandas sobre el primus a fuego lento, de manera que no tengo mas que lavarme las manos y tragar la sopa, la milanesa, la tortilla y la compota, echarle un vistazo al diario y lanzarme otra vez a la caza del ómnibus. Cuando llego a las dos, escrituro las veinte o treinta operaciones que quedaron pendientes y a eso de las cinco acudo con mi libreta al timbrazo puntual del vicepresidente que me dicta las cinco o seis cartas de rigor que debo entregar, antes de las siete, traducidas al ingles o al alemán. Dos veces por semana, Gloria me espera a la salida para divertirnos en un cine donde ella llora copiosamente y yo estrujo el sombrero o mastico el programa. Los otros días ella va a ver a su madre y yo atiendo la contabilidad de dos panaderías, cuyos propietarios —dos gallegos y un mallorquín— ganan lo suficiente fabricando bizcochos con huevos podridos, pero mas aún regentando las amuebladas mas concurridas de la zona sur. De modo que cuando regreso a casa, ella esta durmiendo o —cuando volvemos juntos— cenamos y nos acostamos en seguida, cansados como animales. Muy pocas noches nos queda cuerda para el consumo conyugal, y así, sin leer un solo libro, sin comentar siquiera las discusiones entre mis compañeros o las brutalidades de su jefe, que se llama así mismo un pan de Dios y al que ellos denominan pan duro, sin decirnos a veces buenas noches, nos quedamos dormidos sin apagar la luz, porque ella quería leer el crimen y yo la página de deportes. Los comentarios quedan para un sábado como este. (Porque en realidad era un sábado, el final de una siesta de sábado.) Yo me levanto a las tres y media y preparo el te con leche y lo traigo a la cama y ella se despierta entonces y pasa revista a la rutina semanal y pone al día mis calcetines antes de levantarse a las cinco menos cuarto para escuchar la hora del bolero. Sin embargo, este sábado no hubiera sido de comentarios, porque anoche después del cine me excedí en el elogio de Margaret Sullavan y ella sin titubear, se puso a pellizcarme y, como yo seguía inmutable, me agredió con algo mas temible y solapado como la descripción simpática de un compañero de la tienda, y es una trampa, claro, porque la actriz es una imagen y el tipo ese todo un baboso de carne y hueso. Por esa estupidez nos acostamos sin hablarnos y esperamos una media hora con la luz apagada, a ver si el otro iniciaba el tramite reconciliatorio. Yo no tenia inconveniente en ser el primero, como en tantas otras veces, pero el sueño empezó antes de que terminara el simulacro de odio y la paz fue postergada para hoy, para el espacio blanco de esta siesta. Por eso, cuando vi que llovía, pense que era mejor, porque la inclemencia exterior reforzaría automáticamente nuestra intimidad y ninguno de los dos iba a ser tan idiota como para pasar de trompa y en silencio una tarde lluviosa de sábado que necesariamente deberíamos compartir en un departamento de dos habitaciones, donde la soledad virtualmente no existe y todo se reduce a vivir frente a frente. Ella se despertó con quejidos, pero yo no pense nada malo. Siempre se queja al despertarse. Pero cuando se despertó del todo e investigue en su rostro, la note verdaderamente mal, con el sufrimiento patente en las ojeras. No me acordé entonces de que no nos hablábamos y le pregunté que le pasaba. Le dolía en el costado. Le dolía muy fuerte y estaba asustada. Le dije que iba a llamar a la doctora y ella dijo que si, que la llamara en seguida. Trataba de sonreír pero tenia los ojos tan hundidos, que yo vacilaba entre quedarme con ella o ir a hablar por teléfono. Después pense que si no iba se asustaría mas y entonces baje y llame a la doctora. El tipo que atendió dijo que no estaba en casa. No se por que se me ocurrió que mentía y le dije que no era cierto, porque yo la había visto entrar. Entonces me dijo que esperara un instante y al cabo de cinco minutos volvía al aparato e inventó que yo tenia suerte, porque en este momento había llegado. Le dije mire que bien y le hice anotar la dirección y la urgencia. Cuando regrese, Gloria estaba mareada y aquello le dolía mucho mas. Yo no sabia que hacer. Le puse una bolsa de agua caliente y después una bolsa de hielo. Nada la calmaba y le dí una aspirina. A las seis la doctora no había llegado y yo estaba demasiado nervioso como para poder alentar a nadie. Le conté tres o cuatro anécdotas que querían ser alegres, pero cuando ella sonreía con una mueca me daba bastante rabia porque comprendía que no quería desanimarme. Tome un vaso de leche y nada mas, porque sentía una bola en el estomago. A las seis y media vino al fin la doctora. Es una vaca enorme, demasiado grande para nuestro departamento. Tuvo dos o tres risitas estimulantes y después se puso a apretarle la barriga. Le clavaba los dedos y luego soltaba de golpe. Gloria se mordía los labios y decía si, que ahí le dolía, y allí un poco mas, y allá mas aun. Siempre le dolía mas. La vaca aquella seguía clavándole los dedos y soltando de golpe. Cuando se enderezo tenia ojos de susto ella también y pidió alcohol para desinfectarse. En el corredor me dijo que era peritonitis y que había que operar de inmediato. Le confesé que estabamos en una mutualista y ella me aseguro que iba a hablar con el cirujano. Bajé con ella y telefoneé a la parada de taxis y a la madre. Subí por la escalera porque en el sexto piso habían dejado abierto el ascensor. Gloria estaba hecha un ovillo y, aunque tenía los ojos secos, yo sabía que lloraba. Hice que se pusiera mi sobretodo y mi bufanda y eso me trajo el recuerdo de un domingo en que se vistió de pantalones y campera, y nos reíamos de su trasero saliente, de sus caderas poco masculinas. Pero ahora ella con mi ropa era sólo una parodia de esa tarde y había que irse en seguida y no pensar. Cuando salíamos llego su madre y dijo pobrecita y abrígate por Dios. Entonces ella pareció comprender que había que ser fuerte y se resigno a esa fortaleza. En el taxi hizo unas cuantas bromas sobre la licencia obligada que le darían en la tienda y que yo no iba a tener calcetines para el lunes y, como la madre era virtualmente un manantial, ella le dijo si se creía que esto era un episodio de radio. Yo sabía que cada vez le dolía mas fuerte y ella sabía que yo sabía y se apretaba contra mi. Cuando la bajamos en el sanatorio no tuvo mas remedio que quejarse. La dejamos en una salita y al rato vino el cirujano. Era un tipo alto, de mirada distraída y bondadosa. Llevaba el guardapolvo desabrochado y bastante sucio. Ordeno que saliéramos y cerró la puerta. La madre se sentó en una silla baja y lloraba cada vez mas. Yo me puse a mirar la calle; ahora no llovía. Ni siquiera tenía el consuelo de fumar. Ya en la época de liceo era el único entre treinta y ocho que no había probado nunca un cigarrillo. Fue en la época de liceo que conocí a Gloria y ella tenía trenzas negras y no podía pasar cosmografía. Había dos modos de trabar relación con ella. O enseñarle cosmografía o aprenderla juntos. Lo ultimo era lo apropiado y, claro, ambos la aprendimos. Entonces salió el medico y me preguntó si yo era el hermano o el marido. Yo dije que el marido y el tosió como un asmático. “No es peritonitis”, dijo, “la doctora esa es una burra”. “Ah”, “Es otra cosa. Mañana lo sabremos mejor.” Mañana. Es decir que. “Lo sabremos mejor si pasa esta noche. Si la operábamos, se acaba. Es bastante grave pero si pasa hoy, creo que se salva”. Le agradecí —no se que le agradecí— y el agregó: “La reglamentación no lo permite, pero esta noche puede acompañarla.” Primero paso una enfermera con mi sobretodo y mi bufanda. Después paso ella en una camilla, con los ojos cerrados, inconsciente. A las ocho pude entrar en la salita individual donde habían puesto a Gloria. Además de la cama había una silla y una mesa. Me senté a horcajadas sobre la silla y apoyé los codos en el respaldo. Sentía un dolor nervioso en los párpados, como si tuviera los ojos excesivamente abiertos. No podía dejar de mirarla. La sabana continuaba en la palidez de su rostro y la frente estaba brillante, cerosa. Era una delicia sentirla respirar, aun así con los ojos cerrados. Me hacia la ilusión de que no me hablaba sólo porque a mi me gustaba Margaret Sullavan, de que yo no le hablaba porque su compañero esa simpático. Pero, en el fondo, yo sabía la verdad y me sentía como en el aire, como si este insomnio fuera una lamentable irrealidad que me exigía esta tensión momentánea, una tensión que de un momento a otro iba a terminar. Cada eternidad sonaba a lo lejos un reloj y había transcurrido solamente una hora. Una vez me levante y salí al corredor y camine unos pasos. Me salió un tipo al encuentro, mordiendo un cigarrillo y preguntándome con un rostro gesticuloso y radiante “Así que usted también esta de espera?” Le dije que si, que también esperaba. “Es el primero”, agrego, “parece que da trabajo”. Entonces sentí que me aflojaba y entre otra vez en la salita a sentarme a horcajadas en la silla. Empece a contar las baldosas y a jugar juegos de superstición, haciéndome trampas. Calculaba a ojo el numero de baldosas que había en una hilera y luego me decía que si era impar se salvaba. Y era impar. También se salvaba si sonaban las campanadas del reloj antes de que contara diez. Y el reloj sonaba al contar cinco o seis. De pronto me hallé pensando: “Si pasa de hoy...” y me entró el pánico. Era preciso asegurar el futuro, imaginarlo a todo trance. Era preciso fabricar un futuro para arrancarla de esta muerte en cierne. Y me puse a pensar que en la licencia anual iríamos a Floresta, que el domingo próximo —porque era necesario crear un futuro bien cercano— iríamos a cenar con mi hermano y su mujer y nos reiríamos con ellos del susto de mi suegra, que yo haría publica mi ruptura formal con Margaret Sullavan, que Gloria y yo tendríamos un hijo, dos hijos, cuatro hijos y cada vez yo me pondría a esperar impaciente en el corredor. Entonces entró una enfermera y me hizo salir para darle una inyección. Después volví y seguí formulando ese futuro fácil, transparente. Pero ella sacudió la cabeza, murmuró algo y nada mas. Entonces todo el presente era ella luchando por vivir, sólo ella y yo y la amenaza de la muerte, sólo yo pendiente de las aletas de su nariz que benditamente se abrían y se cerraban, sólo esta salita y el reloj sonando. Entonces extraje la libreta y empecé a escribir esto, para leérselo a ella cuando estuviéramos otra vez en casa, para leérmelo a mi cuando estuviéramos otra vez en casa. Otra vez en casa. Que bien sonaba. Y sin embargo parecía lejano, tan lejano como la primera mujer cuando uno tiene once años, como el reumatismo cuando uno tiene veinte, como la muerte cuando sólo era ayer. De pronto me distraje y pensé en los partidos de hoy, en si los habrían suspendido por la lluvia, en el juez inglés que debutaba en el Estadio, en los asientos contables que escrituré esta mañana. Pero cuando ella volvió a penetrar por mis ojos, con la frente brillante y cerosa, con la boca seca masticando su fiebre, me sentí profundamente ajeno en ese sábado que habría sido el mío. Eran las once y media y me acordé de Dios, de mi antigua esperanza de que acaso existiera. No quise rezar, por estricta honradez. Se reza ante aquello en que se cree verdaderamente. Yo no puedo creer verdaderamente en el. Sólo tengo la esperanza de que exista. Después me di cuenta de que yo no rezaba solo para ver si mi honradez lo conmovía. Y entonces recé. Una oración aplastante, llena de escrúpulos, brutal, una oración como para que no quedasen dudas de que yo no quería no podía adularlo, una oración a mano armada. Escuchaba mi propio balbuceo mental, pero escuchaba sólo la respiración de Gloria, difícil, afanosa. Otra eternidad y sonaron las doce. Si pasa de hoy. Y había pasado. Definitivamente había pasado y seguía respirando y me dormí. No soñé nada. Alguien me sacudió el brazo y eran las cuatro y diez. Ella no estaba. Entonces el médico entró y le preguntó a la enfermera si me lo había dicho. Yo grite que sí, que me lo había dicho —aunque no era cierto— y que el era un animal, un bruto más bruto aún que la doctora, porque había dicho que si pasaba de hoy, y sin embargo. Le grité, creo que hasta lo escupí frenético, y él me miraba bondadoso, odiosamente comprensivo, y yo sabía que no tenía razón, porque el culpable era yo por haberme dormido, por haberla dejado sin mi única mirada, sin su futuro imaginado por mí, sin mi oración hiriente, castigada. Y entonces pedí que me dijeran en donde podía verla. Me sostenía una insulsa curiosidad por verla desaparecer, llevándose consigo todos mis hijos, todos mis feriados, toda mi apática ternura hacia Dios. (1950)
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